"Un persa, un árabe, un turco y un griego, hambrientos, andan errantes por el desierto. Soñador, el persa evoca el sabor de los 'angûrs' y le entran ganas de comer en ese mismo momento unos cuantos. El árabe observa que sería mucho más agradable comer 'inabs'. El turco le replica afirmando que unos 'uzums' serían más indicados en su situación. El griego promete un placer aún mayor ponderando las virtudes de los 'iztafils'.
Queriendo tener todos la última palabra, los cuatro hombres se ponen a pelearse. Cuando están a punto de llegar a las manos, un sabio, acertando a pasar por su camino, comprende la razón de su disputa y les calma enseguida diciéndoles:
- ¡Dejad ya de pelearos pues habláis de lo mismo! Lo que todos vosotros queréis no es sino comer uva. Ésta se llama 'angûr' en persa, 'inab' en árabe, 'uzum' en turco e 'iztafil' en griego."
Queriendo tener todos la última palabra, los cuatro hombres se ponen a pelearse. Cuando están a punto de llegar a las manos, un sabio, acertando a pasar por su camino, comprende la razón de su disputa y les calma enseguida diciéndoles:
- ¡Dejad ya de pelearos pues habláis de lo mismo! Lo que todos vosotros queréis no es sino comer uva. Ésta se llama 'angûr' en persa, 'inab' en árabe, 'uzum' en turco e 'iztafil' en griego."
Alejandro Jodorowsky, que recoge esta leyenda en su libro La sabiduría de los cuentos, le da una explicación psicológica (¿o psicomágica?). Escribe Jodorowsky:
“Pienso que el ego posee cuatro centros, teniendo cada uno de ellos su propia expresión: el lenguaje del intelecto se concreta por las ideas, el del corazón por las emociones, el del sexo por los deseos y el del cuerpo por las acciones. Estos cuatro centros no se comunican entre sí y llevan su propia vida independientemente los unos de los otros. Y es por ello por lo que una cierta sabiduría interior, que yo llamo la quintaesencia, debe traducirnos el lenguaje de estos diferentes centros. Su papel consiste en hacer que todos estos lenguajes se vuelvan compatibles entre sí a fin de que el intelecto comprenda al corazón, al sexo y al cuerpo, que el corazón comprenda al intelecto, al sexo y al cuerpo, etc."
A mí se me ocurren algunas otras interpretaciones más profanas, pero creo que igual de útiles en los tiempos que corren.
4 comentarios:
Sé que no viene a cuento sr. bermúdez pero qué buena combinación de links ha puesto. No sé por qué pero también llegúe a La iguana roja y amigo de lo ajeno de forma casual hace tiempo. Hay una especie revista-batiburrillo situacionista que ta interezant (algo desorientadora en el diseño)
http://www.eldespertador.info/despierta/textdesper/index9.htm
bezoz
Loruka: no he leido las novelas de Tabucchi, pero por lo que cuentas su idea de una "confederación de almas" se parece a la interpretación que Jodorowsky hace del cuento. Él pone en relación su interpretación del relato con las teorías de Gudjeff, al que tampoco conozco demasiado.
De todas formas, como decía en el post, además de la interpretación psicológica que le da Jodorowsky, creo que "Las uvas" sirve para ilustrar también muchas otras situaciones más profanas, más inmediatas, sobre todo en lo que tiene que ver con la incomunicación social.
David: ya está visitado y enlazado "El despertador". Tienes razón, tiene un diseño un tanto desconcertante, pero merece la pena el desconcierto.
También he agregado Kaputt.it, un sitio argentino sobre literatura y pensamiento crítico que he descubierto hace poco y que me parece buenísimo.
Por supuesto, sigue habiendo mucho espacio en la columna de la derecha y se admiten y se agradecen sugerencias de todo tipo.
Abrazos a los dos.
Donde dice Gudjeff debe decir Gurdjeff, se me escapó la "r" por el camino.
Qué bien le ha venido a Jodorowsky que las partes fueran cuatro para colocar apropiadamente la "quintaesencia"... :¬)
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