El dulce hogar



Los niños desesperados

vagan por las calles suplicando ternura a los gatos.

Rodeados de imbéciles desconocidos
no hallan otro camino que el de sacarle la lengua a la historia.

Mientras tanto los padres hablan de no poder pagar el gas
fornican con los ojos en blanco sobre las alfombras
se compran trajes y chillan contra esta época de perdición
esperando tan solo que el crío vuelva a casa
para caer sobre los hombros de su corazón como fieras domésticas.

Roque Dalton
El turno del ofendido

Imagen: fotograma de Los cuatrocientos golpes

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que en la siguiente secuencia, ya por la mañana, de amanecida, Antoine rompe la escarcha de una fuente y se lava la cara en el agua helada. "Los 400 golpes" es una película maravillosa. Me alegro de que también te guste.