A Fatih Akin lo conocimos por Contra la pared, un melodrama violento y valiente que dejaba traslucir el ADN mixto, turco y alemán, de su director. Al otro lado trenza sus raíces también en esa brecha transcultural. Aunque con más sosiego, va y viene entre Hamburgo y Estambul sobre casualidades, encuentros y, sobre todo, desencuentros. Y en ese tránsito, a veces algo intrincado y a veces algo tramposo, crece hasta convertirse en una de las mejores películas de lo que llevamos de siglo y hasta desembocar en uno de los mejores finales de lo que llevamos de cine.
Para hacer creíble una historia tan rocambolesca como la de Al otro lado no sólo es necesaria una solvente ingeniería narrativa (o, lo que es lo mismo, un guión que merezca un premio en Cannes) sino también una equilibrada administración de la emotividad, llave maestra del melodrama. Lo sabía muy bien, por ejemplo, Krzysztof Kieslowski, del que uno se acuerda bastante viendo esta película.
Estética del desencuentro, poética del perdón
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3 comentarios:
Da gusto leerte. Fatih Akin despierta en mí la peor y más ruin de las envidias. Simplemente sabe hacerlo así. Si no has visto aún Solino no dejes de hacerlo, merece mucho la pena.
Hola! Sólo pasaba a saludar después de taaaaaaaaanto rato de silencio. Su blog sigue tan encantador como antes. Saludos,traficando influencias y desde La Serena, Chile.
Fans, ya he puesto a trabajar al señor Mule para poder ver 'Solino'. Yo creo que ni llegó a estrenarse en España, o por lo menos yo no la recuerdo.
Y bueno, bueno, Lorena, esta visita sí que es una sorpresa. Había perdido ya la esperanza de volver a tener noticias tuyas, después de taaaaaaanto rato. Internet tiene estas cosas, para bien y para mal es un medio en el que es relativamente fácil la desaparición. Pero también es relativamente fácil volver a aparecer y yo me alegro mucho de tenerla de nuevo por aquí. ¡Un abrazo enorme!
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