Definitivamente

¿Porqué esa saña contra los adverbios terminados en “–mente”? ¿De dónde su mala fama? Algunos de sus defectos son evidentes: su longitud lastra; su abuso es un síntoma de pereza semántica que aplana y uniforma los matices del discurso; a veces dejan una traza burocrática, de retórica apresurada y rimbombante, de comodín ajado.
El libro de estilo del diario Clarín de Buenos Aires advierte otro riesgo obvio que debe asumirse en el uso general de adverbios: “modifican al verbo de la oración, por lo tanto no es conveniente comenzar una frase con una expresión que condiciona el sentido de lo que todavía no se dijo".
Entre muchos escritores, tal vez García Márquez sea el que lleva más años y más palabras batallando contra la terminación “-mente”. En sus novelas, la esquiva. En sus talleres, la denigra.
Una entretenida bitácora del periodista argentino Darío Gallo se ocupa de forma exclusiva de desacreditar a este tipo de adverbios.
Creo en el idioma como única patria, como madre de lo que somos y sentimos. Me preocupa menos su contaminación o su prostitución que su derroche o sus escapes de sentido por exuberancias superficiales.
Admiro a García Márquez. El blog de Darío Gallo me parece muy interesante y divertido. Pero… ¿es exagerada su manía contra estos adverbios? Definitivamente, no lo sé.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Boh, francamente...

Anónimo dijo...

Hace no mucho, una veterinaria, en la televisión, decía que el perrito que iba a operar se encontraba "muy bien, anestésicamente hablando".
Saludos

Anónimo dijo...

Estoy absolutamente de acuerdo. ¿Cómo digo eso sin usar -mente? ¿Estoy de acuerdo de forma absoluta? ¿Estoy en absoluto de acuerdo? ¿Mi estar de acuerdo es absoluto?

Conocí también persona que defendía inutilidad de artículos... Cada una que elija sus batallas, que las libre, pero que no joda. :¬)

Fedosy Santaella dijo...

Hola Juan Antonio...

De acuerdo con alguna opinion que lei arriba...

Use, pero no abusivamente.
En mis tierras, no obstante, es el gerundio. Entre abogados, ni se diga.

Saludando mucho me despido.

Anónimo dijo...

En lenguaje oral, el uso de los adverbios terminados en mente ayudan a pensar, fíjense en las entrevistas radiales: ¿Cree que es eso es bueno, Mondieguez?. Y Mondieguez dice: Mire, indudablemente yo pienso que... Desde que el periodista le preguntó hasta que empezó a responder, Mondieguez tuvo tiempo a pensar su monserga. Ahora, ¿eso es válido para el lenguaje periodístico? Y no hay periodista presumido que, buscando dárselas de señor de las siete ciencias, meta un adverbio en mente aquí y allá para engalanar su discurso. Si se quitaran los adverbios terminados en mente de la prosa periodística sólo corremos un riesgo: ganaríamos precisión. Buenas noches.

juan antonio bermúdez dijo...

Como suele pasar, me habéis convencido casi todos.
"Cordialmente", le damos la bienvenida al blog, señor Gallo.

Kira Kariakin dijo...
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Kira Kariakin dijo...

Yo la verdad es que no sé con que autoridad moral dice el Gabo que no hay que abusar adverviosamente si el abusa de los "que" absolutamente... eso sin contar la confesión en sus memorias de no tener ningún sentido de la ortografía y apelar a las correciones que le hacen terceros... Yo por mi partemente, me encanta adverbiarlo todamente todo. Mi pelea personal es con las frases demasiado largas y disléxicas en orden y sentido, el abuso del gerundio y las faltas ortográficas que involucren tildes y zetas... Pero es una pelea conmigo mísma... los demás a escribir como quieran... el quid está, no en las palabras usadas, sino en cómo ellas se integran matrimoniosamente al texto. Es decir, obligadas o por amor, no pueden faltarle al mismo para que este tenga música y sentido.... Y por supuesto, tuve que borrar y volver a poner este comentario por mis propias faltas.